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dimarts, 18 de maig del 2010

EDURNE PASABAN

EDURNE PASABAN
NOTA DE PRENSA: 18/5/2010




^Edurne Pasabán, en el Campo Base: “Yo sólo soy una parte del proyecto”
Esta tarde habrá fiesta en el Campo Base. Mañana llegan los yaks para transportar el materia hacia Nyalam. El 21 se espera su llegada a Katmandú y Edurne y los suyos volarán de vuelta a casa el día 25.

“Yo he subido las cumbres, pero conseguir los catorce ochomiles es mérito de un equipo mucho mayor,” ha asegurado la alpinista a su llegada, feliz y en perfecto estado de forma, al Campo Base del Shisha Pangma.
En una ascensión al Himalaya, la línea de meta no se alcanza al llegar a la cima, sino al poner pie, de regreso, en el Campo Base. A las 13:50 (hora de Nepal) de hoy Edurne y su equipo han culminado con éxito la escalada al Shisha Pangma, y Pasabán ha completado el proyecto que ha centrado su vida en los últimos años: escalar las catorce montañas más altas del planeta. “Después de tanto tiempo y esfuerzo…” como decía la misma Edurne ayer en la cima, cuesta asumir que el sueño, realmente, se ha cumplido.
“La verdad es que aún no me hago a la idea,” trataba de explicar Edurne hace unos minutos. “Estoy muy contenta de llegar bien al Campo base, ¡pero igual que en cualquier otra expedición! No veo que haya nada diferente… Creo que tendré que dejar pasar algo de tiempo y volver a casa para realmente asumir que he completado los catorce ochomiles.”
Edurne Pasaban no se siente aún “catorceochomilista”; simplemente es una montañera feliz porque ha conseguido alcanzar la cima que se había propuesto y, lo más importante, regresar sana y salva. Pero luego, como pensándolo mejor, afirma:

Trabajo de equipo
“Sí que estoy contenta; claro que lo estoy. Pero pienso en los catorce y me viene a la cabeza mucha gente: mi familia, mis amigos, todos los que me han apoyado y seguido… y todos los que han trabajado y siguen trabajando en el proyecto – siento gratitud hacia todos.”

“Es más: estoy mirando a mi alrededor y viendo al médico de mi expedición chequeando el estado de salud de los sherpas, a los cámaras de TVE enviando imágenes… Y me doy cuenta de que esto es un proyecto de muchos. Yo soy una parte, he subido a las cumbres… pero el equipo es mucho mayor.”

El día de cumbre en la ruta de Iñaki
Al igual que al regreso del Annapurna, la voz de Edurne suena como si regresase de dar un paseo por el monte. Está feliz y, si bien no ha tenido tiempo de asumir totalmente la culminación de su proyecto, sí habla sin parar de la ascensión que acaban de realizar, como cualquier alpinista:

“La ascensión ha ido muy bien, muy tranquila,” cuenta. “El día de cumbre teníamos pensado salir a las cuatro de la mañana, pero en aquel momento soplaba mucho viento, así que decidí esperar a que amaneciera. Justo, fue salir el sol y amainar el viento. Entonces Mingma, Asier y yo salimos primero para abrir huella en diagonal bajo la arista – seguimos la ruta de Iñaki, pero sin tener que perder altura como le ocurrió a el. Encontramos algunas grietas pequeñas, que pasamos sin problemas, y así llegamos hasta el corredor que Iñaki ascendió en su día. Allí, al principio la nieve estaba perfecta, más bien dura, por lo que la progresión fue muy rápida y, aunque luego encontramos más nieve acumulada, al llegar a la arista miré la hora y no me lo podía creer: ¡Eran las nueve de la mañana! ¡Todavía - y yo que estaba preocupada porque es la primera vez que salgo hacia una cumbre después de amanecer!”

“La ruta de Iñaki sale muy cerca de la cumbre, en el pequeño collado donde desemboca la ruta Británic desde la otra cara de la montaña. ¡Menos mal que escogimos la variante de Iñaki, porque la arista cimera se veía impracticable! Es afilada como un cuchillo, llena de placas frágiles ¡y larguísima! Los metros que recorrimos hasta el punto más alto fueron los más peligrosos de la ascensión.”

Ganas de volver a casa
Esta tarde habrá fiesta en el Campo Base. Mañana llegan los yaks para transportar el material de la expedición, y los alpinistas saldrán hacia Nyalam al día siguiente. Se espera su llegada a Katmandú, la capital de Nepal, el día 21 – donde les esperan más celebraciones. Finalmente, Edurne y los suyos volarán de vuelta a casa el día 25. Aún quedan unos cuantos días, que unos llevarán con más paciencia que otros. Después de todo, es una virtud que llevan más de dos meses poniendo a prueba.

“Es cierto que la expedición se ha hecho muy larga; son muchos días,” reconoce Pasabán. “Yo tal vez soy la que tiene menos problemas, porque mis padres han venido a encontrarse conmigo en Katmandú, ¡lo cual me hace muchísima ilusión! Mis compañeros en cambio, que tienen a sus familias esperándoles en casa, llevan peor cada día que pasan echándoles de menos.”

Redacción: EdurnePasaban.com

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